Me gusta abrir la ventana y que huela a tormenta. Me gusta que estos días no me incomode tu recuerdo ni desee olvidar tus palabras. Me gusta sentir calor por dentro cuando mis manos están heladas del frío que

reina fuera. Me gusta desatarme del tiempo y sentir el viento en mi pelo, viviendo ahora.

La lluvia no me detiene, sólo despeja la polvareda de mi cabeza y deja entrever mis intenciones. Las lágrimas sobre mi piel ya no son de agua salada y caen del cielo, mientras se cuelan entre mis dientes porque me he acordado de sonreír, y pido un café para llevar porque me merezco otro motivo. Y otro más, chocolate. Y que sean cuatro, una película entre sábanas.

Quizás no sea buena en eso de vivir, pero hoy es de esos días en que sé cómo hacerlo.